A PABLO NERUDA
Soy el que te preguntó: cómo se te habla desde la oda
y te bauticé hermano del pan. Pedí silbar junto a tus rodillas
y te llamé alegría de vino, racimo de cordillera, levadura,
vaso de agua fresca en los hogares, y uní mi canto a tu canto.
Más acá de la muerte entona tu canción a la mesa servida,
al pubis de tu querida, al relámpago y al papel,
a los camaradas mineros y marineros,
y gritá tu furia de hombre justo,
gritá tu odio al chacal,
a los funestos mercenarios del infierno.
Camarada, hoy tenemos horror de aves negras.
Puro Chile, hoy tenemos tiranías de cenizas.
El alcohol y el caracol de tu poesía,
la sangre y los claveles, las piedras,
las hojas y los trenes minerales de Temuco,
el canto de tus pájaros como tus ríos,
tus amores y tus dolores
-los terribles meses de la madre España-,
el cobre y el carbón
por los descendidos túneles de la raza:
el corazón, la carne de nuestra América, asesinados,
ayer, esta mañana, hoy, ahora…
Oh dulce camarada, vos también te has muerto para no verte muerto:
fusiles contra el trigo, contra Isla Negra,
fusiles en tu casa de Santiago,
en las fábricas, en las calles,
en los patios con humilde ropa, tendida humildemente,
en las cocinas con sus olores de estatuas cotidianas,
en las mesas con sus vinos y sus panes,
en las mesas sin sus vinos y sin sus panes,
en el lecho de los amantes, ay,
fusiles contra tus agujeros y pájaros,
alcachofas, volcanes y espigas rojas,
fusiles contra tus arados y tus lilas, chacales,
chacales para Gabriela, para su simple y sencillo nombre
y más simple y sencillo oficio de maestra,
para tus lámparas enterradas y tu embriaguez de largos besos,
para tus pequeños infinitos,
para tus viajes y mis viajes, chacales,
para tu sangre y mi sangre,
para tu canto y mi canto, chacales,
para tu fuego y mi fuego,
para tu bandera y mi bandera,
para tu pueblo y mi pueblo, chacales,
¡oh varón trasandino, americano inmenso,
como entonces quiero escuchar Revolución por tu voz,
Libertad por tu voz, América por tu voz, Matilde,
para que los pueblos sepan que por nuestro continente
han pasado los hombres con su canto de amor
y su grito de amor y sus sueños de amor!
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