ODYSSEAS ELYTIS-LO DIGNO
Padre de la luminosidad y de la luz,
corazón que abre las puertas del Egeo,
los hijos de puta de siempre,
están destruyendo tu cántaro de agua inmortal
y tu caracol donde resuena el Egeo.
Esta vez no vienen marchando con esvásticas,
esta vez avanzan con banqueros.
Esta vez no viene al frente del ejército, el parroquiano
de la cervecería de Munich, ahora la cabeza visible
de este moderno ejército nazi, tiene nombre de mujer,
vestidos de mujer, peinados de mujer, tetas de mujer.
Como el Führer va por todo. Por tu cielo y por tu mar.
No es hermana de Apolo, no es hermana de Artemisa,
es gemela de Condoleezza Rice,
es gemela de Margaret Thatcher,
es heredera de la noche de los cristales,
admiradora de los pilotos que bombardearon Guernica,
por eso va por las piedras y rojas tierras
y aguas de Beocia, de tu Beocia.
¿Tendrá esposo esta mujer? ¿Tendrá amante?
¿O se habrá hecho mutilar para no caer en las indecencias del
placer? ¿O será que el placer para ella está en otra parte?
En ver a millones de desesperados por tus calles,
por el frente y por detrás de tu Partenón,
es cierto, su placer está en otra parte,
en ver grupos de hambrientos fuera de sus casas,
deambulando sin destino,
no van a sus trabajos, no regresan a sus hogares,
y los hombres no harán el amor con sus mujeres
y las mujeres no harán el amor con sus hombres.
Esta Führer del nuevo ejército alemán
los quiere mutilados como ella para el placer del amor.
El paisaje tiene que ser fantasmal,
y tiene que ser adornado con una gran dosis de violencia:
no al brinco de las corzas, no al olivo, no a la albahaca,
sí a los policías que apalean a las madres y a sus hijos,
sí a los policías que apalean a los abuelos y a sus nietos,
sí a los banqueros que aplauden y vivan a los policías,
sí a los banqueros que invitan a su mesa,
a esa señora que luce sus mutiladas tetas
ante sus lascivas miradas de adoradores del euro.
Vos que amabas la tierra y el fruto de la tierra,
padre de la luminosidad, bebedor de la luz,
hacedor de los cigüeñales del sol,
los hijos de puta de siempre han decidido:
nada de embriagarse de tu día y de tu sol,
nada de Delfos, nada de Delos,
todo tiene que ser hambre y desamparo,
desamparo de fauna, de flora, de Cristo,
nada de María Nube, nada de Hélade nupcial,
no al blanco vestido de Ofelia, no a lo digno,
no a tu canto, a tu luminoso canto,
así lo decretaron los hijos de puta de siempre
y los amanuenses de los hijos de puta de siempre,
nada de floridos acantilados, de lámparas encendidas, de besos,
nada de ver crecer la honra de tu gente en el rostro de tu gente,
nada de ver crecer la honra de tu gente en tu canto,
no al que canta a los aromas – a los lechos de los amantes
no al que canta al aliento – al berro y al perejil
a las grandes palmeras que se alzan
como un sueño de grandes y rectas palmeras,
los hijos de puta de siempre entonan su eterna canción:
¡no a tu canto, a tu verbo, no a la patria de Homero!
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