A BORGES
Vos que amabas a Dante y a Virgilio
con júbilo infinito, le cantaste
a mi Buenos Aires y la fundaste
en tu barrio, Palermo, domicilio
fraguado genialmente por tu verso,
que celebro y canto desde mi Villa
Luro, viejo suburbio de la orilla
del Maldonado, mítico universo
de poetas, fabuladores de historias,
que de algún modo son ciertas, como esa
de la luna o esa otra que atraviesa
l’Aqueronte. No todas son victorias
de la muerte, porque no es todo olvido.
Vos, de mi Buenos Aires, no te has ido.
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