martes, 21 de enero de 2014

CADAQUÉS, un poema de Victorio Veronese a la memoria de Jorge Smerling



CADAQUÉS
a la memoria de Jorge Smerling

No es cierto que el pájaro de la piedad cante sin cesar sobre la indiferencia de alguien que duerme.
Cuando el pájaro de la piedad canta nadie duerme.
Tampoco es cierto que la piedra debajo de la cabeza del otrora bello muchacho sea una rosa de los vientos que guía sus manos
ni que el resplandor de pájaros sea brisa que acuna y que se haga canción para el no olvido.
Todo fue engaño, hasta los maravillosos latidos de tu corazón de poeta.
Ya no lucirás tu blanca cabellera bajo ningún pórtico.
 Ya no visitaremos las enfermerías fatigadas por largos y oscuros corredores  ni veremos  arrojar  jeringas en los infinitos basureros  de los meaderos públicos ni oiremos a los caballos de Aquiles relinchar, gemir, llorar,  golpear sus cascos sobre el asfalto de nuestra ciudad.
Ahora que no estás más conmigo ni con nadie, hacia dónde marchara la poesía, ¿hacia la consumación?, ¿hacia el no abismo?, ¿hacia la infancia de un lenguaje sin edad? 
Ahora se hacen presentes aquellos que nunca aproximaron una sola de sus manos enguantadas a las llamas de tu infierno.
Ahora se ofrecen acompañar a Celia para ir en busca junto con vos de  la pierna que Jacobo Fisjman dejó olvidada en una de las paredes del Borda y arrojarán flores al mar para honrar tu Misa por los árboles.
En ninguno de los hospicios que orbitan en las pequeñas y grandes ciudades de nuestro pequeño y vasto universo, vi a uno de ellos junto a tu lecho de agónico suicida.
Ahora todos te nombran y te  invitan a sus festivales y a sus salones de belleza y buenas costumbres
y vos como siempre te mostrás como un animal antisocial
los privas de tu presencia que a ellos tanto los emociona.
¿Qué será de esta bella gente ahora que te fuiste para siempre?
¿Quién se ocupara de sus penas, de sus lágrimas, ahora que los  dejaste para siempre?
Cuando se enteraron de tu muerte, me preguntaron:
“¿Cómo fue, qué pasó?”.
Estaban muy ocupados en sus labores burocráticas, muy ocupados.
¿A vos te parece que les tengo que confirmar lo de la sobre dosis o que estabas cansado, muy cansado de esperar una señal de Dios?
Les diga lo que les diga, ellos decidieron por la sobre dosis.
Yo, por los no milagros, por la ausencia de señales, por la indiferencia de Dios.
Decime: ¿Habrá fiesta hoy en Cadaqués? ¿Qué dirán de nosotros los pescadores de Cadaqués, si no nos conocen?

VICTORIO VERONESE

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