NUESTRA BODA
a
Carmen
Estás hecha
para el rapto como Helena.
¿Qué prodigios descubriré en tu boca que no descubra en cada
zona de tu cuerpo?
Yo también te veo luminosa como la luz en el ruido de las
ciudades, en realidad, de mi ciudad.
¿Cómo es posible que
aún no sepas que fuiste concebida, como Betsabé, para embellecer mi poesía?
Si al caer la tarde, desde mi tejado, te hubiese visto
bañarte desnuda, hubiera preguntado por vos y hubiera mandado al frente de
batalla a aquel que te poseía.
Confieso que haré con vos, lo que Amnón hizo con Tamar, pero
jamás te arrojaré de mi lado, no, te ofrendaré púrpura, azul, carmesí, maderas
del Líbano, aceites y piedras de ónix y piedras de engaste y especias e
incienso aromático y construiré varas con maderas de acacia para nuestro carruaje de bodas y las revestiré con láminas
de oro y en tus túnicas de lino bordaré
todos nuestros amores con hilos de plata
y recogeré uvas y manzanas y granadas para tu boca y flores para tu pelo.
¿Dónde celebraremos nuestra noche de bodas en tu lecho o en
nuestro lecho?
Victorio Veronese