jueves, 30 de agosto de 2018

MACRI EN SU INFIERNO



Desventurado, ni el fuego ni el vinagre caliente
en un nido de brujas volcánicas, ni el hielo devorante,
ni la tortuga pútrida que ladrando y llorando con voz de  mujer muerta te escarbe la barriga
buscando una sortija nupcial
y un juguete de niño abandonado,
serán para vos nada sino una puerta oscura, arrasada.

         En efecto.
                              De infierno a infierno ¿qué hay?
         Aquí estás: triste párpado, estiércol
de siniestras gallinas de sepulcro, pesado esputo,
cifra de humillación que la sangre no borra.
                               Quién, quién sos…
oh miserable hoja de sal, oh perro de la tierra,
oh mal nacida palidez de sombra.
                               
                                  Retrocede la llama sin ceniza,
la sed salina del infierno y los círculos del dolor palidecen.

Maldito, que sólo lo humano te persiga,
que dentro del absoluto fuego de las cosas, no te consumas,
que no te pierdas en la escala del tiempo
y que no te taladre el vidrio ardiendo ni la feroz espuma.
         Solo, solo para las lágrimas todas reunidas,
solo en una cueva de tu infierno,
comiendo silenciosa pus y sangre
por una eternidad maldita y sola.
No merecés dormir aunque sean clavados de alfileres tus ojos:
debés estar despierto
despierto eternamente entre la podredumbre de tus
negocios
y los miles de obreros dejados sin trabajo
y las miles de niñas y de niños abandonados
simplemente como miles de niñas y de niños abandonados.

Como el agudo espanto y el dolor se consumen,
ni espanto ni dolor te aguardan.

Solo y maldito seas y que un río de ojos
cortados te recorra mirándote sin termino.

(Pablo Neruda: El General Franco en los Infiernos).

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